El lúpulo es un ingrediente esencial para la elaboración de la cerveza.
De las flores de la planta del lúpulo (Humulus Lupulus), convenientemente secadas, se extrae la lupulina, elemento que aporta el sabor amargo y el aroma característico de la cerveza.
Además de hacer de contrapeso o equilibrante al dulzor de la malta de cebada, hace que la espuma de la cerveza sea más estable, ayuda a conservar su frescor, es la responsable de la estimulación del apetito y le confiere un sinfín de propiedades más.
Existen tres tipos de lúpulos;
- Lúpulo Amargo; Es el que aporta más elementos amargos que aromáticos como el Brewerr´s Gold y el Nordbrauer.
- Lúpulo aromático; Lógicamente, estos aportan más elementos aromáticos que amargos y son los que definen el estilo Pilsener.
- Lúpulo mixto; Se juntan ambas características pero con mucha menos intensidad que por separado. Aquí, como ejemplo debemos cital el Hersbrucker y sus derivados.
En origen, el lúpulo era una más de las plantas que se utilizaban para aromatizar la cerveza. Esta planta, de la familia del cáñamo, tenía efectos sedantes y antisépticos, siendo muy valorada su acción contra las bacterias.
Ya se usaba en la antigüedad. Los Babilonios la usaban para hacer una bebida llamada Sikar y en la India se elaboraba el Soma. Los romanos utilizaban el lúpulo para la cocina como elemento sazonador de algunos platos.
Además, otros pueblos pobladores de Europa, lo han utilizado por sus propiedades sedantes y antioxidantes debido a que forma parte de la familia de los cannabinoides.
Hoy se sabe que es un estimulante del apetito por lo que su consumo, al beber cerveza, abre el apetito de quien la está tomando, además, como la malta es algo dulzona, equilibra su sabor con el amargor característico del lúpulo.